0284. LOS CLAROS MOTIVOS DEL DESEO

Sinopsis

En una pequeña ciudad de provincias, una pandilla de chicas, rozando el final de la adolescencia, se dedica a espantar parejas de novios que se encuentran en el parque de la ciudad. Entre estas adolescentes está Andrea que, de una manera casi morbosa, persigue a Javi, un chico de unos dieciocho años que mantiene relaciones casi formales con Chonina. Andrea, condicionada por el medio que la rodea -su madre, viuda, sin ilusión por la vida, su tía, en plena decadencia física y locamente enamorada de su marido a quien apenas ve, y su hermano, un chico demasiado joven, con problemas de todo índole y encerrado e un mundo que roza lo prohibido-, ve transcurrir la vida de la provincia y siente deseos incontrolados pero no puede manifestarlos más que con llamadas anónimas a Javi, pintadas en su portal... o con enfrentamientos de dolorosas consecuencias. Ya son muchas faenas de Andrea a Javi y éste decide vengarse. En el tren que todas las mañanas toman juntos para dirigirse a Madrid, donde ambos cursan estudios, Javi se enfrenta a Andrea y después de insultarla, amenazarla y casi pegarla, llegan a la conclusión que la única salida para su situación límite es hacer el amor. Así, sin esperar más, en cuanto lleguen a la gran ciudad. Pero allí es imposible encontrar un lugar, puesto que los dos son menores de edad y entonces deciden tomar el expreso de la noche y encerrados en un sitio donde no pueda encontrarles el revisor, Andrea y Javi se entregan mutuamente, en una desesperada escena de amor, violencia y deseo. Andrea piensa que una nueva vida se ha abierto ante ella. Pero cuando llegan a la estación de su ciudad, ve con sorpresa que Chonina está esperando a Javi. Ha entregado todo por nada. Sólo le queda una solución, su última venganza. A la mañana siguiente sube al desván de la casa de Javi, se desnuda totalmente y se queda sentada en el tejado con la mirada ausente, sin saber bien por qué está allí. Javi, horrorizado por el escándalo, sale corriendo de su casa. Andrea le ve marchar. De nuevo le ha vencido su cobardía. Entonces ella ya no quiere morir. Sólo quiere repetir una y otra vez: «La culpa es de él...» Este grito la compensará de su inútil entrega.

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