0253. LA TELARAÑA DEL SILENCIO

Sinopsis

Walter es un hombre de clase media, propietario de una tienda de antigüedades cuya vida debería ser bastante apacible. Pero Walter tiene un secreto. Algo está destruyendo su paz mental. El engañaba a su mujer, Patricia, con quien no tenía ningún tipo de relaciones matrimoniales. Patricia ama a su marido Walter y no acepta su inexplicable conducta. Además Walter la engaña con su mejor amiga, Diana, esposa del mejor amigo de Leo. La frustración de Walter encuentra otra salida manteniendo un lio con Victoria, su joven dependienta en la tienda de antigüedades. Un día, Victoria desaparece, dejando a Walter una sincera carta, en la cual le confiesa que es seropositivo. Esta noticia, fuera de desconcertarle, hace que Walter recobre la razón. El se da cuenta que está sólo, sólo ante el abismo de su tristeza. La verdad es que Walter está contagiado con SIDA. Es por esta razón que él no hace el amor con su mujer, a quien quiere. Casi desesperado, intenta salvarla, pero maquina una venganza terrible en vida, teniendo relaciones con otras mujeres... mujeres a las que no ama y a quienes condena a morir de SIDA sin ninguna oportunidad. Ahora Walter pretende tener el consuelo de un sacerdote, con un amigo de la infancia: El se confiesa y ruega la absolución, los delitos de Walter le parecen demasiado serios, y el cura, a pesar de su amistad, decide no darle su absolución. La muerte se está extendiendo y él sufre. Pero Walter, cuya enfermedad es ahora terminal está hundido y el padre le absuelve como si estuviese a punto de morir. Walter está en casa, postrado en la cama. No oculta a su mujer Patricia la verdad, la cual intenta dar algún consuelo a Walter quien pasa por una trágica situación, no rehusando a hacer el amor con su marido, demostrándole así su amor. Este acto de amor, colma las aspiraciones de él, porque el test de sangre de Patricia es negativo. El amor había logrado este milagro y ella es una de las pocas, pero posibles, excepciones. Patricia no estaba infectada, Victoria lo estaba con certeza, probablemente Diana. La telaraña no tiene límites. Victoria pretende también vengarse de la humanidad ofreciéndose a la confianza de los hombres jóvenes, quienes ignoran la suerte que les espera.

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