0071. CUANDO EL CUERNO SUENA

Sinopsis

Aquella noche de tormenta, JOSÉ, el boticario de Medina de los Azores, ya no tenía escape: debía confesar algo terrible a IRENE, su esposa, pero realmente no sabía cómo hacerlo. Estaban casados desde hacía siete años y las cosas no marchaban demasiado bien entre ellos a causa de los malditos gametos de JOSÉ, que no sabían cumplir con su obligación de dejar embarazada a la esposa. La falta de hijos amargaba a IRENE y la impedía llevar una vida íntima normal con su marido al considerar, como buena católica que era, que sin la posibilidad de la maternidad, la función sexual quedaba convertida en pura concupiscencia. Sin embargo, IRENE no siempre había sido así. Siete años atrás JOSÉ la había conocido cuando era corista en una compañía de revista de ínfima categoría. Entonces era una muchacha encantadora, libre, sin prejuicios, que había tenido múltiples aventuras y que hizo el amor con él a la primera noche de conocerle. Pero el matrimonio la había transformado por completo, convirtiéndola en una mujer que iba a la iglesia, que se confesaba regularmente... y que consideraba pecado dejarse acariciar por un marido cuyos gametos no hallaban jamás el conducto adecuado para hacerla madre. Entonces, ¿acaso no fue disculpable que JOSÉ hiciera lo que hizo aquella noche en el viejo castillo de Medina de los Azores? Estalló una gran tormenta y él se quedó encerrado e incomunicado en el interior de la fortaleza con tres bellas y jóvenes solteras: JULIA, la hija de un científico, MATILDE, su ex-novia e hija del cantero, y MAGGI, una estudiante inglesa. Ocurrió lo inevitable: bebieron un poco, empezaron a jugar a la gallinita ciega para matar las horas, y, sin saber cómo exactamente, el caso es que JOSÉ acabó haciendo el amor con las tres, una detrás de otra, como un superhombre. Y ahora, ocho meses después, el resultado era que MAGGI, JULIA Y MATILDE se hallaban embarazadas y él tenía que confesárselo todo a su esposa. En Medina de los Azores, la noticia de que el boticario había dejado preñadas a tres inocentes muchachas una de ellas menor de edad- estalló como una bomba. Entre Casimiro y don Federico -padres respectivos de MATILDE y JULIA- había discrepancia de pareceres, pues mientras uno quería castrar a JOSÉ para matarlo después, el otro se conformaba con matarlo simplemente. El boticario tuvo que desaparecer y esconderse en el chalet ocupado por mamá ROSA y sus chicas de vida alegre a pesar de que los jueves y domingos acudían allí, para echar una canita al aire, las personalidades masculinas más importantes de Medina de los Azores. Las tres jóvenes dieron a luz el día de San Pancracio, mientras se celebraba la procesión del Santo. Camuflado con un capirote de penitente, JOSÉ consiguió llegar a la clínica y ver a sus cuatro hijos, porque JULIA tuvo mellizos. Jamás un padre se sintió nunca tan abandonado y desdichado como JOSÉ ante aquellas madres orgullosas, todas las cuales estaban dispuestas a emprender una nueva vida, sin pensar nada en él, desdeñándole olímpicamente. Pero IRENE Y JOSÉ se amaban a pesar de todo. Ahora que él le había tomado el pulso a eso del embarazo y que estaba bien entrenado, ¿por qué no iban a llegar sus gametos a su destino también con IRENE? Y JOSÉ corrió en busca de su esposa con el decidido propósito de empezar junto a ella una existencia más sincera y feliz. Se sentía infalible y estaba seguro de que su esposa sería al fin mamá.

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